Abrazo de felicidad, de golpe mortal al acérrimo rival. Sí, parecía imposible, pero el América supo anotarle al Guadalajara en su casa par dejarlo casi eliminado.
Paul Aguilar corrió hasta la banda donde estaba Miguel Herrera. Lo rodeó con sus brazos y lo estrujó extasiado. Eso sí, lo hizo después del baile al estilo "gallinazo", para festejar el gol (85') que le da credibilidad al Piojo, confianza a los azulcrema de cara a la Liguilla y humillación a las Chivas frente a su tribuna.
Un derechazo cruzado en el alma del Guadalajara salió del botín del lateral derecho americanista. Se coló hasta las redes y listo, victoria para los de Coapa.
Con ese tanto, Aguilar
despedazó una racha azulcrema de no poder ganar al Rebaño Sagrado como
visitante desde el Clausura 2007 . Además rompió esa fea seguidilla de
minutos de no poder marcar en el hogar rojiblanco desde el Clausura
2008.
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